La nostalgia nos lleva a extrañas los hermosos 80s o los maravillosos inicios de los 90s, pero a veces ignoramos otros tiempos un poco más cercanos pero igualmente perdidos. Estas son seis cosas que no sabías que extrañas de aquella no tan distante década del 2000.
6- Los reality shows que sí llamaban la atención

Aunque este tipo de programas no han desaparecido, por el contrario, son cada vez más numerosos, también es importante destacar que su contenido ha cambiado bastante al grado de que ya ni siquiera tratan de parecer reales, o sea, ahora los integrantes de estos reality son cuidadosamente seleccionados y están plenamente conscientes de las funciones que realizarán, lo que disminuye mucho lo real.
Cuando Big Brother llegó a México fue una revolución, fue una idea fresca la de meter a un montón de gente común a una casa y grabarlos durante las 24 horas. Los integrantes de “la casa más famosa de México” eran gente ordinaria, no había realmente atractivo visual en ellas y ellos pues la mayoría fueron bastante comunes. También había interacción del público pues eran las llamadas las que determinaban quien se iba y quien ganaba; lo que generaba que la audiencia se involucrara pues era casi como una apuesta. Llegaron al grado de crear un canal sólo para ver las 24 horas de Big Brother.
No niego que la mayor parte de su éxito fue el morbo y que realmente queríamos ver gente coger en tv abierta, y claro que eso no iba a pasar, sin embargo por la época en que llegó sí se convirtió en un suceso, si bien no de calidad, si digno de comentar. Había programas dedicados a lo que sucedía dentro de la casa y, además del diario, su gran evento dominical para expulsar a un participante.

La Academia fue otro suceso que siguió los pasos de Big Brother, sólo que en vez de tener a los individuos haciendo… nada, los ponían a cantar y al final su desempeño podría influir en los votos. Al igual que Big Brother, había su diario, sus programas de comentario y su gran evento dominical donde echaban a un integrante; y al igual que BB usó mayormente gente corriente.
En comparación, hoy en día los programas son súper fabricados, llenos de hombres musculosos y sin camisa, mujeres operadas en traje de baño y se trata sólo de verlos de fiesta y pelearse; aunque mantiene la idea de Big Brother, ahora están producidos para verse como un verdadero show y eso les hace ser menos real, y no es que alguna vez fueran reales sólo que en un inicio trataban de aparentarlo y ahora simplemente uno no se cree que lo que vemos en pantalla sea algo natural.

Era basura televisiva pero basura que se extraña.
5- Adal Ramones y Otro Rollo

Los inicios de la década del 2000 nos dio un programa que fue la ley durante algunos años, Otro Rollo, transmitido los martes en la noche, por Canal 5, y que, he de decir, muchos no nos perdíamos; era tal lo entretenido que era que puso a Adal Ramones como el mero mero de Televisa durante unos años.
¿Adal Ramones? Si eres muy joven seguramente ni lo recuerdas, pero hubo un tiempo en que fue grande, fue una mega estrella y todo lo que tocaba vendía. Y Otro Rollo era su gran éxito y el bebé consentido de Televisa.
En ese programa se hacía de todo: sketches humorísticos tipo Eugenio Derbez, realitys de comedia como La Pesera del Amor, música “en vivo” como en Siempre en Domingo, entrevistas con artistas como los programas de revista, el famoso monólogo que era lo que todos veíamos antes de cambiarle, y lo mejor de todo, sus segmentos con Maussan y Carlos Trejo, de los que hablábamos al día siguiente.

Hablando de eso, Maussan y Trejo fueron grandes en ese tiempo gracias a Adal, los conocimos, los seguimos y nos hicieron creer todas esas tonterías, y cuando Otro Rollo se fue, también ellos lo hicieron.

4- Los programas del corazón y de concursos

Aunque nunca he sido aficionado de este tipo de programación televisiva, sí recuerdo la época en la que había bastantitos programas de este tipo en la tv mexicana. Mientras que hoy sólo sobreviven… pues Hoy, y Venga la Alegría, en los 2000 había varios que servían para llenar el calendario programático de las televisoras.

Programas como La Oreja, donde Juan José Origel y otros chismosos de la tv hacían sus chismes de lavadero; Con Todo, que le dio a Fabiruchis sus quince minutos de fama (ganados gracias a reportar programas de reality); el inmortal Ventaneando que creo sigue vigente, eran los programas de diario que sabías que podrían en algún momento tener algo interesante (por interesante me refiero a entrevistas de muchachas bien buenotas).

Recuerdo otro programa entretenido, Se Vale!, en que varios famosos eran invitados a participar en el elenco para realizar ciertos desafíos; la verdad podía llegar a ser entretenido, en especial por el eye Candy que Mariana Echeverría y Amanda Rosa le ponían a la transmisión; ocasionalmente disfruto ver repeticiones en YouTube.

Y había más, la década del 2000 nos trajo los éxitos de Telehit, con Kristoff saliendo en todos los programas, Guerra de Chistes, Platanito Show; en Canal de las Estrellas estaba Incógnito con Facundo, La hora Pico, episodios no quemados de La Familia Peluche.
No eran mi fuerte y la verdad no disfrutaba mucho de esos shows, pero saber que ahí estaban era agradable y, a veces, me ponía a ver algunos minutos mientras comía.
3- Las revistas de videojuegos

Ay esta duele en el alma, y es que la década del 2000 vio la caída de algo que a mí me encantaba, las revistas de videojuegos.
Si bien comencé a comprar Club Nintendo desde 1993, por alguna razón fue la década del 2000 la que más disfruté en el ámbito de dichas publicaciones. Amaba comprar EGM en español cada mes e, incluso, compraba Atomix; la era de las revistas multiplataforma había llegado, finalmente no todo era Nintendo y tuvimos casi una década para disfrutarlo.
Al mismo tiempo que compraba Club Nintendo acudía a los kioskos a conocer las nuevas propuestas: PlayFan (de Adrián Carbajal), Play Station Power fue la primera que compré al mudarme de ciudad. Mis amigos y yo salíamos de la universidad en busca de nuestras revistas (o mangas), caminando bajo el calcinante sol de Saltillo para encontrar la nueva del mes. Hojeábamos los puestos de periódicos o las áreas de revistería de las tiendas hasta que finalmente ahí estaban, esperando ser leídas, con información de primera mano sobre los próximos juegos por venir.

Y sí, ya sabes, EGM en español ruleaba, y la compré religiosamente desde la número 4 hasta su final sin perderme un solo número, y sí, conseguí las tres que me faltaban.
Poco a poco cada revista comenzó a desaparecer, comenzando con las pequeñas, PlayFan y Playstation Power, llegando en enero de 2009 el final de EGM en español y, poco después Atomix. Incluso CN mordió el polvo y el 2000 queda como el recuerdo de las revistas.
2- Poder platicar con tus amigos sin un celular que los estorbe

Reconozco que los teléfonos inteligentes son de mucha ayuda, ya no imagino el mundo sin tener la posibilidad de contactarme con quien sea, sin importar en dónde se encuentre, o de revisar mi correo electrónico en el momento de modo que no desaproveche el correo que inocentemente me responde esa chica que estalkeo; y sin embargo viví en la era previa a estos teléfonos y, no estaba tan mal.
En los inicios de la década del 2000 quizá no podías contactar a tus amigos a todas horas, pero cuando los veías no había distracciones. Podías reunirte a jugar futbol sin que esos imberbes estén pidiendo tiempo fuera cada cinco minutos para revisar sus teléfonos y no había nadie que de pronto pusiera música simplemente por mostrarla.
Esos eran días en que no teníamos la conectividad de ahora, por ello cada noticia era tomada con mayor entusiasmo, si algo sucedía en el mundo era el primero en enterarse el que lo comunicaba a los demás. Cuando el 9/11 todos estuvimos en clase pensando en que se nos venía la Tercera Guerra Mundial, en que Fox iba a mandarnos a luchar para dar “muestras de apoyo” al gobierno de Bush. Y no había NADIE pegado en su cel revisando memes de lo que estaba sucediendo.
1- Creer en la profecía del 2012

Muchos fines del mundo han ido y venido (incluido el de El Programa GAMER), pero quizá el que más nos dolió que no ocurriera fue el del 2012, hasta películas le hicieron.
Es que 2012 era el momento para que todo este miserable mundo se acabara, y en la década del 2000 aún veíamos esa fecha como lejana y posible, y es que eran los mayas, y es que Nibiru, y es que la numerología, y es que el 9/11. Maussan en Otro Rollo presentaba una y otra vez sus “evidencias científicas” de que “algo iba a suceder el 2012”. Después hasta dieron fechas, el 12.12.12 e incluso el 25 de diciembre de 2012.

Tan interesante fue este asunto del fin del mundo de 2012 que El Programa GAMER (disponible en formato físico y digital en Amazon), mucho antes de tener la forma que ahora tiene, iba a tratar precisamente de esa idea del 2012, del planeta Nibiru que se acerca a la tierra y deriva en una invasión alienígena y desastres naturales.
Pero la fecha llegó y se fue, nada pasó y tuvimos que iniciar el 2013 de la misma manera que siempre, y lo peor, es que ya no tenía vigencia mi idea para el comic, bueno, al menos evolucionó en algo genial.
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