Soy un hombre a punto de llegar a la mediana edad, fui niño en los 80s y adolescente en los 90s, me tocó estar al inicio de la generación de los Millenials y al final de la Generación X, con lo que comparto lo mejor de ambos mundos. Por ello es normal que la primera impresión que los Early Millenials tengan de los tiempos actuales sea negativa (siempre lo es), pero, ¿sabes qué? Esa mala impresión está equivocada.

Al igual que la mayoría desprecio al regaetton, el TikTok, me molesta la híper sensibilidad en prácticamente cualquier tema que se acerque a lo Políticamente Incorrecto (sólo lee los comentarios que me han puesto en algunos artículos sexosos) y tantas otras modas actuales, pero extrañamente estoy a favor de la raíz de todo este odio y es el tema de los “Influencers”.
Los “Influencers” son las nuevas estrellas de la farándula, son las nuevas celebridades, aquellos a quienes se admira y que tienen un poder de arrastre. Han tomado el lugar que antes tenían las personalidades del cine y la televisión (en especial de la televisión). La fama que en el pasado llegaron a tener personas como Adal Ramones, Marco Antonio Regil, Niurka, y tantos más ahora ha caído en las manos de jóvenes que no están ligados a una televisora o una corporación.

Y por eso es que estoy a favor de los “Influencers”, da poder al individuo sobre las corporaciones. Antes las celebridades, aquellos de los “viejos buenos tiempos”, estaban prefabricados, muy trabajados y eran propiedad de enormes corporaciones que se enriquecían con dichas celebridades.
El caso de Adal Ramones me parece uno de los mejores y más claros.
Adal alcanzó una fama que pocas veces se ha visto en el mundo del espectáculo, estaba en todos lados, era querido por tantos como odiado, y eso le daba doble fama puesto que mientras la mitad de la población lo seguía, compraba sus productos y lo imitaba, la otra mitad lo detestaba y lo consideraba un farsante. Y daba igual, Adal estaba en boca de todos y eso lo capitalizó Adal pero más aún Televisa.

Juegos de mesa, programas de concursos, participaciones en la conducción, comerciales, publicidad, todo en lo que Adal metiera las manos generaba ganancias, pero eso estaba totalmente controlado, tanto por Adal como por la corporación que lo controlaba.
Televisa era quien permitía todo eso y quien tenía el poder de destruirlo a su gusto. Así Televisa creaba figuras construidas específicamente para atraer a la población, en especial a la Generación X y a los Early Millenials.
Es por eso que en los comerciales veíamos a Adal, a Anahí, a Dana Paola, o antes de ello Fey, Gloria Trevi, Luis Miguel. Puros personajes creados para generar ingresos a la corporación y a ellos mismos.
Y eso no tiene nada de malo, no te confundas, soy total defensor del libre comercio y de obtener beneficios propios, si algo tienes que puedes usar a tu favor, harías mal en no usarlo. Mi problema con eso era que el control lo tenía la corporación, llámese Televisa, TV Azteca, Grupo Reforma, W Radio, ponle el nombre que quieras pero los reflectores tenían dueños y ellos decidían a quién se los prestaban, el elegido tendría entonces que someterse a la transformación y darle a la corporación lo que piden.

Y entonces llega el internet y los reflectores se diversifican, las pantallas de la televisión y las hojas de periódicos y revistas dejaron de tener el poderío total, la capacidad de decisión se democratiza un poco y así el individuo obtiene su propia cámara, su propio papel y un medio por el cual entregar su producto.
Nuevamente se presenta el fenómeno que mencioné, si tienes algo que puedes usar para tu beneficio mal harías en no usarlo. Por todo el mundo jóvenes (y otros no tanto), comenzaron a producir en sus casas, a sacar ideas que eran totalmente ridículas para la corporación y a las que jamás les hubieran dado una oportunidad al no estar dentro de la línea que manejaban.

Y resultó, algunos demostraron que la gente estaba dispuesta a consumir otras cosas que las corporaciones no consideraban y eso logró un cambio importantísimo que espero siga en ascenso, les dio poder a los individuos.
Los detractores desprecian a los “Influencers” por considerarlos “niños rata” o muchachonas enseñando chichis en cámara, pero la diferencia es que lo hacen por ellos y ellas, y son esas mismas personas quienes se benefician de lo que tienen. Sí, son jóvenes, sí, muchos no son muy inteligentes, pero han encontrado maneras para subsistir y, más importante aún, sobresalir, al margen de las corporaciones. Son dueños de su propio tiempo, de su vida, de su contenido, tienen el control de lo que dicen y hacen y han obtenido el status de celebridades de talla internacional.
Piensa por un momento en un individuo particular que alcanzó la fama y la libertad financiera jugando videojuegos y gritándole obscenidades a la pantalla. Hablo de James Rolfe, el Angry Video Game Nerd. Por años James quiso ser cineasta pero la vida lo llevó a tomar el trabajo usual que todos los de nuestra generación nos vemos forzados y presionados a tomar; no dudo que haya tocado decenas de puertas y enviado cientos de ideas a periódicos, revistas y canales de televisión (yo lo he hecho), y posiblemente no había respuesta.

Y es que sólo imagina al director de la televisora ante la idea de un sujeto que le grite groserías a un videojuego de Nintendo, entraría en conflictos de patrocinio, de censura y, más aún, pensaría que nadie quiere ver a alguien jugar un videojuego viejo.
Así que James Rolfe lo tuvo que hacer por su cuenta y claro está que funcionó, ha hecho una carrera de eso y alcanzó ese estatus de “Influencer”. Él vive su vida a su modo y su caso es sólo uno entre tantos.
Los niños y niñas de hoy ya no sueñan con ser actores o actrices, ni músicos, ni deportistas, ni artistas; los niños y niñas de hoy aspiran a ser “Influencers”. Piden a sus padres una cámara o, más fácil aún, un simple teléfono, y suben sus payasadas a la red en forma de Tik Toks, memes o retos, pero algunos encuentran el camino correcto y dan pie a esa nueva forma de culto a la celebridad que es el “Influencer”.
Es cierto que muchos hacen poco, pero tienen arrastre, tienen seguidores y eso les da poder, y como dijo Nicolae en la novela Belial: “Estoy del lado del poder, quien muere asesinado por la mano del hombre entonces no era poderoso y por ende no es digno de ostentarse por encima de ellos. Sé que Míjail era tu amigo pero era un hombre viejo, logró muchas cosas durante su época de gloria, sin embargo la sangre seca por el tiempo se limpia con el agua; y Rynok es una inundación.”

Así es, al igual que Nicolae, yo estoy del lado del poder y los “Influencers” lo tienen, y lo mejor es que colocaron a las corporaciones de rodillas, el poder que poseen es el que antes ostentaban aquellos que abusaban de él.
Los “Influencers” le dan a la población general la oportunidad de auto-determinarse, de controlar sus vidas por sí mismos y dejar de depender de entidades impersonales que controlan su existencia y la de todos los demás. Ya no obedecen intereses de unos pocos sino que se encargan de satisfacer los propios. Eso es lo más saludable que se puede hacer, el crecer uno mismo, el volverse poderoso; los “Influencers” son el camino del progreso del individuo.
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«Los “Influencers” son las nuevas estrellas de la farándula, son las nuevas celebridades, aquellos a quienes se admira y que tienen un poder de arrastre.»
¡Jajaja!
Con ése párrafo bastó para que anularas tu propuesta, y posibles argumentos (y mí interés por leer la publicación y el blog). Sólo hace pensar que eres una persona fácilmente maleable por lo ‘mainstream’ apesar de tu (avanzada) edad, sí bien odiar influencers no es algo «cool», no hay absoluta ninguna razón para idolatrarlos tampoco, a menos claro seas un niño con limitada capacidad cerebral (que aunque es la condición usual de un infante, hay excepciones).
Saludos y hasta nunca.
So hubieras leído el artículo y así tuvieras la oportunidad para comprender el contexto de mi artículo entonces podría debatir del tema contigo de un modo educado y con argumentos, pero como caíste en la típica de desacreditar al leer un fragmento en que no estabas de acuerdo entonces:
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