Después de jugar Metro 2033 para Xbox 360 me despertó el deseo por conocer más de la historia de este universo. Basado en un libro que alcanzó gran popularidad al mostrar un interesante mundo postapocalíptico, me hice de él, de su secuela y, finalmente, del tercero de la serie, Metro 2035.
Leer los libros de Metro no es cosa fácil, y no porque sea una lectura muy avanzada sino porque son libros muy caros; no se producen en México por lo que la única forma de hacerse de uno es mediante la carísima importación desde España. Puedes gastar hasta 700 pesos en cada uno contando el envío así que realmente deseas que sean buenos.
Si bien Metro 2033 vale cada peso, (lee la reseña aquí) las secuelas lamentablemente no. Después de un decepcionante Metro 2034 que tomó una dirección extraña (un viejo quiere escribir un libro… Lee la reseña aquí) las esperanzas estaban puestas en Metro 2035, el cual supuestamente tomaría algunas cosas del juego de Xbox Metro Last Light. La realidad es que, si tomó algo de ese juego, fue sólo el volver a usar a Artyom como protagonista pues nada más queda de Last Light.
Metro 2035 es más una secuela del primer libro que lo que fue la verdadera secuela (Metro 2034 se trató más bien de una historia alterna). Artyom no soporta la culpa de haber mandado a volar a los Negros y arruinado la oportunidad de la humanidad de volver a la superficie. Continúa una vida miserable en el subsuelo, una vida que no tolera más; sale constantemente a la superficie, poniendo en riesgo no sólo a sí mismo sino a toda su comunidad, desea fervientemente encontrar sobrevivientes en otro lado, seguro que debía haber más gente en otro lugar.
Ese es el motor que impulsa a Artyom a salir de nuevo de su pequeña comunidad, recorriendo la red de metro en busca de una persona que, según escuchó, contactó por medio de radio a otros sobrevivientes. En su camino por llegar a él se topará con un metro dividido (50 cm), las diferentes facciones: la Hansa, el Reich y la Línea Roja, se encuentran en guerra mientras que el viejo grupo justiciero al que Artyom pertenecía, La Orden, lo ha expulsado por tirarse a la hija del jefe (es en serio). La travesía de Artyom será ardua, enfrentará condiciones inhumanas y sólo un milagro lo mantendrá con vida para descubrir si existe vida más allá de su red de metro.
Aunque la premisa es… aceptable (combates internos por ideologías diversas y la búsqueda de un lugar al exterior) la manera en que es contada esta historia es muy deficiente, y no por la habilidad en redacción de su autor sino porque las situaciones se vuelven redundantes y carentes de significado. Tal parece que todo y todos se le interponen a Artyom, hay traiciones a gran escala y el pobre chico sufre de una tortura que, si las reglas de la física aplicaran, sin duda lo habrían matado, sin embargo no importa cuánto el autor lo haga sufrir, el joven se recupera rápido, sin dificultades, lo que arruina la inmersión pues le hace ver invencible.
Sí, Artyom realmente sufre aquí, y atraviesa situaciones tan difíciles que es extraño cómo sobrevivió, lo hace por… nada.
Algunos personajes de los libros anteriores retornan, lamentablemente Homero y otra más tienen una participación importante en la motivación de Artyom, si bien no salen tanto como en Metro 2034, sí tienen una influencia extraña, causada por la preferencia del autor por esos personajes. Algunos más que sobrevivieron al primer libro, como Melnik y Sukhoy, también reaparecen aunque bastante cambiados.
El problema de Metro 2035 no es la historia sino las reacciones de los personajes, Artyom parece ser aún más tonto e inmaduro que en el primer libro, totalmente obsesionado con todo, sin ponerse siquiera a pensar por un instante en las implicaciones que sus actos pudieran tener. La mayor parte de los contratiempos en los que se ve sumergido son debido a su personalidad impulsiva que por ser en sí una verdadera situación de riesgo para él; momentos en los que simplemente pudiera mantenerse callado se ven arruinados por actuar como perro ladrándole a un extraño, y es algo que acurre a través de todo el libro, sí, una vez es entendible, pero el tipo no aprende.
Este es un libro un tanto nihilista, realmente todo carece de significado aquí, eso no me molesta, me parece en cierta medida trágico e interesante que los resultados no siempre tengan que tener un matiz específico, las cosas no son color de rosa ni totalmente negras, son intrascendentes; eso me da a pensar dos cosas, por un lado que uno no se espera que las más de 500 páginas lleven a nada, lo que es… original, por otro lado una historia con consecuencias intrascendentes, ¿es una historia que merece ser leída?
En el primer libro el contexto estaba bien delimitado: habitantes apretujados viviendo dentro del Metro, luchando entre sí mientras que, en la superficie, seres mutantes rondaban por doquier, lo que hacía que quien se aventurara fuera experimentara un gran peligro. El metro tampoco era totalmente seguro pues no sólo las personas y sus diferentes ideologías e intereses amenazaban la estabilidad, ratas mutantes gigantescas atacaban de cuando en cuando, los Negros buscaban ingresar desde fuera y algunos túneles abandonados eran misteriosos, llevando a la locura a quien se atreviera a internarse en ellos. En el primer libro las estaciones del metro eran casi satélites, interconectadas pero riesgosas de viajar a través; el comercio se hacía a través de caravanas que enfrentaban riesgos terribles y la aventura de Artyom, tanto bajo tierra como en la superficie, era sumamente riesgosa dentro de un contexto coherente.
En Metro 2035 eso ya no más, los túneles dejaron atrar ese “poder” que poseían, ni siquiera se habla de túneles malditos ni gente que haya enloquecido. El exterior, el que fuera el momento más entretenido del primer libro, está extrañamente vacío, las criaturas que amenazaban a los stalkers (los encargados de salir a la superficie a buscar tesoros) no vuelven a aparecer e incluso Artyom sale todos los días como si nada, mandando a volar lo que fue la mejor parte; el único riesgo de salir es la radiación y no parece que sea algo tan grave.
Aunque me gustó en cierta medida lo descorazonador que fue el libro, sentado en la realidad en que no todo lo que hagamos será grande, en que a veces nuestras acciones no importan, también me resultó un poco aburrido, deja atrás lo bueno de Metro 2033, destruye el interesante mundo que había creado y el resultado es un libro largo e intrascendente.
Por el precio que tendrás que pagar para leerlo, realmente Metro 2035 no es una buena compra, es una novela que te costará 400 pesos más envío (desde España, lo cual es caro y tardado) y que no se acerca ni tantito a lo bueno que fue el primero. Qué lástima que el autor haya arruinado de este modo su serie, tenía un excelente contexto y lo destruyó con Metro 2035.
Deja una respuesta