Me declaro oficialmente fan de Alexandre Dumas, Los Tres Mosqueteros es mi libro favorito de todos los tiempos por lo que decidí leer la otra obra maestra de ese autor francés para ver si está al mismo nivel. Se trata de la clásica historia de venganza de El Conde de Montecristo.
Algo que me gustó mucho de Los Tres Mosqueteros fue el ambiente en que vivían y la manera en que Dumas narraba el escenario, entraba en mucho detalle en cuanto a la ropa, las casas, los carruajes, su forma de contar el mundo donde se desarrolla la acción se vuelve envolvente y te hace interesarte más en lo que estás leyendo, y claro, en El Conde de Montecristo también lo maneja de forma excepcional.
El Conde de Montecristo es considerado como el libro sobre venganza por excelencia. Trata sobre Edmundo Dantes, un joven marinero de 19 años que tiene todo a su favor, es un gran marinero apreciado por sus camaradas, tiene una hermosa novia y es protegido de su patrón. La muerte de su capitán hace a Edmundo tomar las riendas del barco al inicio del libro y sacar a flote el encargo que tenía que hacer, por lo que se gana el aprecio de sus compañeros y de su jefe, pero como todos sabemos, cuando a alguien le empieza a ir muy bien las envidias se forman a su alrededor. En este caso Edmundo tenía ya asegurada la capitanía del barco con apenas 19 años, además de una novia hermosa que estaba muy enamorada de él, situación muy envidiable puesto que uno de sus compañeros, llamado Danglars, le envidiaba el puesto mientras que la novia, por idiota, le dio alas a un sujeto, llamado Fernando, que la pretendía «sólo por amistad».
Danglars y Fernando entonces deciden que la única forma de que ambos obtengan lo que desean es que Edmundo desaparezca, y que la forma más fácil de lograrlo sería incriminarlo como agente secreto de Napoleón (la historia se desarrolla durante una revuelta francesa en que Napoleón, gracias al apoyo de sus seguidores, logra derrocar por 100 días al gobierno de Francia) por lo que envían una carta al gobierno realista incriminándolo. El día exacto de su boda llegan a apresarlo y ninguno de sus amigos, ni su novia, volverían a saber de él.
El problema es que, por desgracia, Edmundo, sin saberlo, terminó haciendo un servicio a un agente bonapartista (el capitán que murió y le pidió entregue una carta) por lo que terminan por apresarlo en un terrible calabozo en medio de una isla donde permanece por 14 años. Ahí conoce a un abate italiano que le enseña ciencia, idiomas, teología y además le confía el secreto de su tesoro, total, en 14 años que permanece ahí logra educarse bastante. Cuando finalmente logra escapar poseé el inmenso tesoro del abate, así como una gran cantidad de conocimientos. Pero Edmundo ha cambiado, 14 años encerrado lo amargaron y ahora busca vengarse de aquellos que conspiraron contra él (aunque primero deberá averiguar quienes son).
Ahí comienza la verdadera historia de El Conde de Montecristo pues Edmundo regresa a la civilización cambiado y con sed de venganza, pero también preparado para llevarla a cabo. Tantos años llevando una vida dura y cultivando tanto resentimiento lo transforma en una especie de semidios que inspira terror y respeto a cuanta persona se topa con él y que parece saberlo todo antes que los demás. Edmundo logrará averiguar quiénes fueron los que lo traicionaron (Danglars, Fernando y el subprocurador del Rey, Villefort, quien en el fondo era un buen hombre pero resultó que el conspirador a quien iba dirigida la carta incriminatoria era su padre y decidió protegerlo… y a sí mismo).
Este libro se desenvuelve en la alta aristocracia francesa, por diversas razones todos los involucrados en la traición a Edmundo acabaron adinerados y codeándose con la más alta alcurnia de París. Danglars resultó ser muy inteligente y se convirtió en un hábil banquero multimillonario. Fernando traicionó a un Bajá griego y obtuvo de su rival el título de Conde, además de una decente fortuna (y claro, se casó con la «inocente» novia de Edmundo) y Villefort ya pertenecía a la aristocracia desde un inicio, sólo que ahora ya es Procurador del Rey). Sin embargo nadie se puede comparar a la fortuna con que Edmundo (ahora convertido en Conde de Montecristo, pues nadie puede reconocerle) cuenta, por lo que su derroche y poder adquisitivo le hace ganarse la admiración de todos quienes lo llegan a conocer. Pero claro, Edmundo sólo busca la venganza y se mezcla con aquella aristocracia sólo para acercarse a sus enemigos y propinarles un castigo peor que la muerte.
Y aquí entra algo que quizá sonará como crítica, y es que este libro se desenvuelve prácticamente como una Telenovela de Televisa. Todos los personajes son de la alta sociedad, la mayoría descritos como bellos (salvo Danglars quien siempre fue feo) y la mayoría involucrados en cosas turbias para obtener riquezas. Muy similar a Los Ricos También Lloran o cualquier otra telenovela.
Pero espera, no es que eso sea algo malo, la historia está bien contada y la emoción que causa cuando sabes que Edmundo hace o dice algo a uno de sus enemigos es impresionante, simplemente pienso que El Conde de Montecristo es la historia en que se han basado para hacer muchas telenovelas, especialmente las de Thalía en las que una chavita de clase baja se involucraba con la clase alta y finalmente adquiría el porte de dama. En las telenovelas es cliché pero el Conde de Montecristo es el original por lo que está bien.
Algo que puede resultar consufo es que hay una cantidad muy grande de personajes, y la mayoría entran a la historia y después se desaparecen por bastante tiempo, siendo a veces difícil recordar qué hizo o quién era. Más o menos por la mitad aparece un tal Alberto de Morcef y pasé bastante tiempo creyendo que él era Fernando, simplemente por el nombre español, hasta que recordé el nombre de Fernando (Alberto es su hijo). O más complicado aún, al inicio hablan brevemente de un General Qesnel y mucho, mucho, mucho después aparece su hijo, Franz de Epinay pero casi nunca lo llaman Qesnel por lo que cuesta trabajo relacionarlos.
Seguirle la pista a tantos personajes es complicado, pero la mayoría están bien relatados y se llega a sentir algo de afecto hacia ellos. Aunque, y al igual que sentí con Los Miserables, todos tienen a interrelacionarse casi mágicamente, de modo que «casualmente» el mayordomo de Montecristo trató de matar a Villefort quien «casualmente» tuvo un hijo con la esposa de Danglars, hijo que «casualmente» compartió (ya mayor) celda con Caderousse, antiguo amigo de Edmundo quien «casualmente» trata de robar a Montecristo quien «casualmente» resultó ser Edmundo Dantes.
Una forma menos forzada de interrelación habría sido mucho mejor pero quizá en su época no se veía tan Deus Ex Machina.
Quizá lo más difícil de tragar sea la casi invulnerabilidad y omnipresencia de Montecristo, quien siempre, SIEMPRE, está por delante de los demás, mostrándose no sólo superior sino prácticamente divino. Si bien es entendible que se cultivó muchos años, el tipo prácticamente tuvo acceso al borrador del libro ya que siempre se adelantó a lo que los demás hicieran, hasta por accidente terminaba donde debía estar en el momento oportuno.
Sin embargo, por mucho los mejores momentos del libro es cuando revela su verdadera identidad (o cuando anticipas que lo hará o lo descubrirán). Puesto que de pronto todo comienza a encajar y comienzas a imaginar lo que pasará por la mente de los enemigos de Edmundo, quienes lo creían muerto e incluso lo habían olvidado. En esos momentos sentí una emoción real y por eso valió la pena la lectura.
La parte más dura viene a la hora de la venganza puesto que la furia de Edmundo no sólo llega a aquellos que le hicieron daño sino que, de forma colateral, afecta a otros personajes que no eran en realidad malos o no tenían que ver en la desgracia de Dantes, y en ese momento tanto el conde como el lector comienza a sentir cierta pena, en especial pienso que Villefort no era malo en el fondo, simplemente se asustó de perder todo por lo que había luchado a causa de que su padre fuera bonapartista por lo que sacrificó a Edmundo, sin embargo durante el libro es el único que muestra arrepentimiento ya que a cada cosa mala que le sucede comenta que es a causa de sus pecados (tiene 2, uno de ellos Edmundo), y sin embargo, su castigo fue el más cruel.
Mucha gente asocia al Conde de Montecristo con el vampirismo (quizá por lo de conde o quizá por el anime) pero la realidad es que el mismo libro le llama vampiro algunas veces pues el personaje está tan pálido que algunos dicen en broma que se trata de un vampiro.
Quizá en nuestros tiempos la historia del pobre que ingresa al mundo de los ricos para buscar venganza ya esté muy quemada, pero si en algún momento fue bien hecha fue en este libro. No es tan dinámico, hay poca acción, y en sí no diría que es siquiera de mis 5 libros favoritos de todos los tiempos, pero de todos modos vale mucho la pena y no es caro, el mío costó 56 pesos en la librería El Sótano, eso sí, es un libro largo, el mio dice ser versión «abreviada» y tiene 663 páginas de puro texto (ni una sola ilustración). Pero si te gustan las historias clásicas te gustará esta.
Por cierto, existe una lucha entre cuál es la obra maestra de Dumas, si Los Tres Mosqueteros o El Conde de Montecristo, para mí no hay comparación, Los Tres Mosqueteros es mucho mejor, pero esta no está nada mal.
Estoy de acuerdo con tu artículo de Montecristo. Es un libro qué ha sido súperplagiado, pero qué aun así es muy divertido. Es muy cierto lo qué dices sobre qué el escritor le dio al conde todo digerido y siempre consigue salir de sus problemas con alguna cosa muy random.
Si, eso de darle a un personaje tanta omnipotencia tiende a ir contra el drama, Montecristo estaba 10 pasos adelante de todos y a veces es poco realista. De todos modos a ratos es muy emocionante, pero los 3 mosqueteros me gusto mas.
Si te gusta Alexandre Dumas debes de leer «Mil y un fantasmas» que es una compilación de historias sobrenaturales escritas por él. Definitivamente no es su estilo convencional. Si me preguntas la historia que mas me gusta es la de los hermanos Kostaki y Gregoriska, de la noble familia de los Brankovan que cuentan en la primera parte “Un día en Fontenay-aux-Roses”
A Dumas le gustaba mucho Las mil y una noches asi que esa influencia se nota en ese titulo que mencionas, tratare de conseguirlo cuando acabe el bonche de libros que tengo pendientes.
Hay una edición de Sepan Cuantos de Editorial Purrua bien barata
Me recomendaron esta historia por mi Maestro, y como es de Dumas seguro no me decepcionara se ve interesante 🙂