La historia del anime en México es tan interesante que se podría hacer una serie de anime de ella, ha atravesado por subidas notorias y caídas estrepitosas dignas del sufrimiento de Candy Candy. Esta es la historia del anime en México vivida por alguien que estuvo ahí desde el comienzo… Bueno, casi.
Fue en la década de los 70 cuando, de acuerdo Edgar Peláez, investigador de la cultura pop japonesa por la Universidad de Waseda, en Tokio, el anime llegó a México por motivos meramente económicos, y es que refirió que Emilio Azcárraga Milmo, Presidente de Televisa, vio que el precio de las series japonesas era menor al de las producciones estadounidenses de Disney y Hanna Barbera.
De acuerdo con Francisco Octavio Valadez Tapia, en un ensayo publicado el 14 de julio de 2020 en Enpoli, Astroboy fue el primer anime transmitido en México, ello el 20 de agosto de 1964, por Canal 5 (Artículo sobre nuestro amado canal aquí).

Posteriormente en la década de los 70s llegaron animes como Candy Candy, Meteoro, Heidi y Remi, entre algunos otros como El Capitán Centella, Mazinger Z y Fuerza G, los cuales tienen una relevancia particular.
Sin embargo, yo no estuve ahí pues todavía faltaban algunos años para tener mi participación como espectador en el fenómeno del anime en México.
Desconozco cómo habrá sido la acogida de los espectadores de la Generación X durante los 70s en México al ver los anime mencionados, sin embargo algún éxito tuvo que tener para que el anime pudiera sobrevivir a la próxima década en México, los 80s, donde, ahora sí, entro yo en juego.
Siendo un bebé de 1981, mi infancia fue netamente ochentera y por supuesto la televisión y las caricaturas fueron mis tutores de cabecera y los encargados de mi educación más temprana. Como cualquier niño en cualquier época de la humanidad, me la pasaba pegado a cualquier cosa que me diera lo que no existía, lo que hoy hacen los celulares en mi época lo hacía la televisión.
Veía yo las caricaturas habituales como Los Picapiedra, Los Supersónicos, Scooby Doo, Huckleberry Hound, Johny Quest, Godzilla, Spiderman, y otras caricaturas que venían de años atrás y que eran retransmitidas hasta el cansancio. Poco después comenzaron a llegar caricaturas más recientes, se notaba por sus colores más brillantes y sus voces diferentes: Aparecieron He-Man, Thundercats, Los Halcones Galácticos, Bravestar, Thundarr el Bárbaro (esta última es algo así como el puente entre 70s y 80s a mi manera de ver) y me di cuenta de algo. Que notaba una diferencia entre las caricaturas de Hanna Barbera, más cómicas, más simples, respecto a la nueva oferta centrada en la acción, héroes musculosos y rayos láser. Me gustaba.

Tan pronto aparecieron esas caricaturas olvidé por completo las producciones anteriores, se me hacían viejas, bobas. Especialmente se notaba diferencia en la animación, más estática en las primeras caricaturas y más fluida en las más recientes. Sin embargo de pronto llegaron a mi pantalla unas caricaturas algo diferentes.
Dichas caricaturas se veían viejas, deslavadas, igual que las series de Hanna Barbera, sus animaciones eran rígidas y las voces sonaban diferentes. La manera en que los personajes se vestían tampoco era precisamente actual, pues portaban cabello alborotado, pañuelos, patillas, diademas y pantalones acampanados. Esas caricaturas no se veían como mis favoritas del momento pero tampoco eran como las de Hanna Barbera.

Si bien se veían viejas, esas caricaturas no tenían un toque humorístico o bobo, eran serias, oscuras, agresivas. Los personajes sufrían cuando las cosas salían mal. Había además una “serialización”, no lo entendía entonces pero había una historia de fondo, no se trataba de capítulos aislados sino que eran un conjunto de eventos. Mi manera de entenderlo en ese momento era con la frase de: “En estas caricaturas se acuerdan de lo que ha pasado”. Eso llamó mi atención.
Esas caricaturas eran las mencionadas previamente: Capitán Centella, Mazinger Z, Fuerza G; las cuales musical y visualmente no pertenecían a los 80s, su imagen era vieja, anticuada, pero las cosas que ocurrían en ellas eran diferentes. No se mostraba abiertamente pero habían explosiones donde gente seguía adentro, ¿qué pasaba con ellos? ¿Qué ocurría cuando As Corazón Noble arrojaba un arma con cuchillas que pasaba al lado del cuello de los villanos? ¿Morían?

Pero no podía dejar pasar esa apariencia anticuada, esas caricaturas raras habían llamado mi atención pero no podían con los colores y vitalidad de las series ochenteras, no obstante sí apareció algo en mí, algo lo suficientemente fuerte para pedir una piñata de Mazinger Z en vez de la de He-Man para uno de mis cumpleaños.
Tenía yo 6 años en 1987 cuando conocí la primera “caricatura rara” que no se veía vieja a mis ojos. La caricatura tenía colores tan brillantes como He-Man, música actualizada y vestimentas acordes a la época, pero conservaban los ojos grandes y se mantenía el dramatismo de antaño. Esa serie era Robotech y era difícil de seguir debido a que era un drama militar con contenidos más profundos que un niño de 6 años difícilmente podía entender. Los villanos cambiaban de bando, aprendían y dejaban de hacer lo que antes hacían; había romance, tristeza, muerte, duelo. Personajes dejaban de aparecer y entendíamos que no los veríamos más.
Robotech no era una serie entendible para mi cerebro de 6 años pero notaba que era diferente de lo demás, actualizado como los series ochenteras pero con la temática de esas “caricaturas raras”. Yo aún no sabía que venían de Japón y que eso significaba algo.

Pero aún no era el momento de las “caricaturas raras”, tampoco era mi momento pues Las Tortugas Ninja se convertirían en mi siguiente obsesión; sin embargo la curiosidad ya estaba implantada y siempre pensaba en que Robotech tenía algo más que yo no podía entender.
Un sábado de 1992, teniendo yo 11 años, me levanté temprano por alguna razón y puse la televisión. Apareció una caricatura que me recordó a Robotech, tenían ojos grandes y cabello alborotado pero también colores brillantes y voces que se sentían actuales, incluso el personaje se veía y hablaba igual de los protagonistas de Mazinger Z y Robotech, Jesús Barrero. Ese personaje era Seiya y la serie que vi se llamaba Los Caballeros del Zodiaco.


Al igual que con las “caricaturas raras” de antes, había drama, muerte, violencia, sangre; sus visuales también se veían viejas para la época, pero la trama era muy entendible y llamativa. De nuevo lo noté y noté su horario de los sábados por la mañana.
Pero esta vez no sólo yo lo iba a notar sino que también lo hicieron otros niños y adolescentes de la época. Ahora muchas personas hablaban de esta caricatura y así fue como supe lo que era el anime.
Los Caballeros del Zodiaco fueron un boom en la televisión mexicana de inicios de los 90s, lo que ni Mazinger ni Robotech pudieron hacer, había estampitas, álbumes, juguetes; la gente vendía en las escuelas dibujos de los Caballeros del Zodiaco, yo mismo alguna vez vendí uno que hice de Ikki.
Los nombres eran curiosos: Seiya, Shiryu, Ikki; eso me llevaba de vuelta a Mazinger Z junto a la voz y apariencia del personaje, era como si fuere el mismo apareciendo en otra serie.
Al poco tiempo llegaron Sailor Moon, Las Aventuras de Fly, Samurai Warriors; se revalorizó Mazinger, Robotech y Candy Candy. Todo a través de la señal de Imevisión/Tv Azteca.

Televisa, quienes habían sido los iniciadores del movimiento tantos años atrás, trataron de hacer lo mismo y así apareció la época dorada del anime en México gracias a la competencia entre las televisoras. Cada una trataba de tener al próximo boom y Televisa lo logró con Dragon Ball.
A Dragon Ball y el declive de Caballeros del Zodíaco le siguieron éxitos como Los Super Campeones y Ranma ½; mientras que Tv Azteca peleó con Slam Dunk, Guerreras Mágicas, entre otras. Era mágico pues la oferta de anime era elevada, así los, ya adolescentes, teníamos mucho para escoger.

Llegó la Pokemanía y ahora los niños entraban en la ecuación, le siguieron las televisoras de paga que comenzaron a traer su contenido como Evangelion, Samurai X y Gundam Wing, ello a finales de los 90 e inicios del 2000.
Pero el nuevo milenio representó el comienzo del final para el anime en México.

La caída del anime en México había comenzado.
Buen artículo, espero la segunda parte. Creo que Robotech no salió en Tv Azteca, sino que Televisa lo volvió a pasar en el año 2000.
Genial tu articulo, no tardes en publicar la segunda parte, un comentario, mi papá nos levanto temprano un sabado del mes de noviembre del 1992 y fuimos afortunados mis hermanos y yo en ser los primeros en ver el estreno de los CDZ.
Hola ,
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Antonio kevin