No me gustó…
Así es que empiezo esta reseña, con el resultado final, y es que Dragon Ball Super: Super Hero no me gustó, no tiene elementos rescatables ni en el apartado de la acción ni en la comedia. ¿Por qué? Lleguemos a eso.

No es un misterio que Dragon Ball Super no es como Dragon Ball Z, hay un enorme cambio en el tono de la serie que se puede sentir a lo largo de cada capítulo y película desde su lanzamiento y que afecta a la franquicia completamente.
Muchos nos enamoramos de Dragon Ball por sus batallas de artes marciales y por la tensión de ganar o perder en dichas batallas. En mi caso particular no me gustaba Dragon Ball sino hasta que llegó el primer torneo de artes marciales y no se volvió una serie que respetara hasta que apareció el segundo. De hecho pienso que fue la llegada de Ten Shin Han lo que le comenzó a dar forma a Dragon Ball Z.
Inicialmente Dragon Ball era una comedia tonta y no me gustaba en lo más mínimo. Pero después de un rato las cosas se pusieron más serias, los personajes comenzaron a enfrentar riesgos incluso de muerte y eso generaba emoción en la serie. Con la saga de Piccoro Dai Makú mataron a Krillin, Roshi y Chaos: ¡Eso es tensión! ¡Las cosas iban en serio!

Y los personajes reaccionaban a esa tensión, sentían miedo, desesperación, y eso lo transmitían en su voz y sus expresiones y eran captados por los espectadores. Era maravilloso y la sensación no disminuyó al continuar en Dragon Ball Z sino que se incrementó. Cada episodio en Dragon Ball Z se jugaban la vida, tanto así que el propio Gokú muere en la batalla contra el primer enemigo. ¡Eso era tensión!
No por nada es la saga de Freezer la favorita de los fans pues fue en la que más estuvo en juego. No solo inició con Yamcha, Ten Shin Han, Chaos y Piccoro muertos sino que mueren Vegeta y Krillin en la misma saga, además de muchísimos namekianos. Cada capítulo era de vida o muerte para los personajes y para nosotros si nos lo perdíamos.

Ese fue el tenor de Dragon Ball Z a lo largo de su duración. Aunque finalmente nadie se murió, el camino a ese final fue un gran viaje. En cada saga se sentía tensión, había algo en juego y las voces de los personajes (en latino, claro está), lo mostraban.
Todo eso se perdió en Super, desde su primera película y posterior saga, la de Bills, nada está en juego, todo es comedia, todo es light, incluso los villanos más bien parecen estarse divirtiendo que tener malas intenciones. De pronto ya nadie es malo y nadie se muere. Incluso la saga de Gokú Black, que fue la más seria, arruinó las apuestas al ubicarse en un futuro alterno donde sólo Gokú y Vegeta luchaban.

Pues lamentablemente Dragon Ball Super: Super Hero continua igual, sin poner ningún tipo de riesgo en la trama. Los personajes sólo se están divirtiendo, haciendo payasadas. Piccoro de niñera para Pan, Gohan ocupado con sus investigaciones, Gokú y Vegeta entrenando por separado.
Había potencial para algo bueno con el regreso de la Patrulla Roja, después de todo esa organización ayudó a enseriar Dragon Ball. Que resurgiera la Patrulla Roja pudiera representar un buen nivel de tensión si lo hubieran hecho bien, en vez de eso el villano es otro enanito gracioso que se asocia con más enanitos graciosos para desarrollar nuevos androides.

Ya sabemos que las escalas de poder en Dragon Ball Super no tienen sentido, de alguna forma ambos Gammas son más poderosos que Piccoro y Gohan, el mismo Gohan místico restaudado del torneo del poder. No dan ninguna explicación de cómo los Gammas tienen tanto poder y simplemente los dejan ahí para ser una leve amenaza.
Debo decir que el estilo 3D de Dragon Ball Super: Super Hero no se ve mal, en muchos momentos se logra ver como la serie de siempre, pero claro que hay situaciones en donde los ángulos terminan por eliminar ese estilo visual. Aunque reconozco que feo no se ve, prefiero por mucho el estilo clásico dibujado a mano.

No hay mucho bueno qué decir de Dragon Ball Super: Super Hero, hubiera preferido que no existiera. No solo no aporta a la trama sino que quizá rompe con algunas sospresas que hubieran sido muy bienvenidas de hacerse correctamente, como el caso de Cell Max, que sería una gran forma de traer de vuelta a Cell sin revivirlo; quizá lo harán de todos modos pero después de lo sucedido en la película será sin duda forzado.
Otro aspecto que debo destacar es el doblaje, y no es destacable por bueno. No es que sea malo en sí sino que todo el tono es sumamente alegre y optimista, concuerda con el tono de la serie pero no con los momentos épicos de mi juventud. La mayoría de los actores de doblaje están bien, en especial mi amigo Octavio Rojas como Magenta y Miguel Ángel Ruiz como el Dr. Hedo, pero es con los personajes de antes donde me da tristeza escucharlos.

De entre todos los actores de doblaje el mejor es Carlos Segundo como Piccoro, es el único que sostiene los tonos que solía usar en Dragon Ball de antaño. Si bien no es serio porque la película no lo es, es quien logra sostener su participación. Sin embargo los demás, incluyendo a Mario Castañeda y René García, han visto muy afectada su interpretación vocal, cambiando de forma muy notoria su entonación hacia algo muy payaso, muy light, perdiendo la seriedad de sus voces de antaño.
Asimismo Sergio Bonilla, como Trunks, y Rocío Garcel, como Bulma, han visto sumamente afectadas sus voces con la edad, sonando diferente de lo de antes. Eso es normal pero rompe con mucho del personaje, especialmente con Trunks cuya voz suenda sumamente rasposa en comparación con su anterior tono, lo irónico es que Sergio Bonilla no es tan grande y su voz suena muy cambiada.
Y claro, el punto más importante del doblaje de Dragon Ball Super: Super Hero es la voz de Luis Manuel Ávila como Gohan. La crítica ha alabado su participación pero debo decir que a mí no me gustó. Luis Manuel Ávila suena infantilizado, como Junior Peluche, y tiene ese tono vocal característico de los “Star talent” (como Eugenio Derbez), que suelen arruinar las producciones sonoras.
En resumen Dragon Ball Super: Super Hero es una mala película que, espero, no dañe la posibilidad ed un verdadero retorno de la Patrulla Roja, aunque he de decir que probablemente el daño está hecho y es irremediable.
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