Como todo nerd, conocí y amé Dragon Ball y Dragon Ball Z, fui de esos que no se perdían un solo capítulo, de los que estaban sentados frente a la tv a la hora que el show comenzaba; viví el estreno del primer episodio en México y sufrí al ver cómo un programa político lo cortó a media transmisión. Por ello debía ver Dragon Ball Super.
Akira Toriyama hizo algo muy encomiable al revivir la emoción por Dragon Ball con esas películas que sacó y que, atinadamente, decidió ubicar entre el final de la saga de Majin Bu y el final de Dragon Ball Z; películas como esa en la que aparece Tarble, el hermano de Vegeta, que fue famosa por ser el regreso de Akira Toriyama a Dragon Ball. Y después la Batalla de los Dioses, que presentaba ideas de lo que podría ser una nueva saga.
Aún recuerdo la plática después de ver la Batalla de los Dioses, los indicios de que esto iba a ser algo más grande, quizá una serie de películas, quizá una saga totalmente nueva. Bills no era el único Dios, había más, había dimensiones, y Wiss, un ser misterioso, ¿será él el verdadero villano? Tantas interrogantes dotaban de vida a Dragon Ball.
Llegó la Resurrección de F y… ¿por qué? Sí, Freezer es, sin duda, el villano más importante de Dragon Ball pero… fue dejado atrás hace mucho tiempo, ¿para qué traerlo de vuelta cuando había sido humillado tantas veces en la serie y en OVAS) (Trunks lo eliminó de un golpe, Kaioshin dijo que él y sus compañeros lo eliminarían de un solo golpe). Tras tantos combates en que Gokú superó una y otra vez sus límites, Freezer, aún con una transformación nueva, no me parecía un gran guerrero, no ante un Gokú que había alcanzado SSJ 2, SSJ 3, fusiones, modo Dios y modo Dios azul… Freezer estaba perdido.
Y bueno, aunque tardó un poco, finalmente los rumores se hicieron realidad, Dragon Ball Super apareció y… ¡rehicieron las dos películas que ya vimos!
Algo que me impidió ver Dragon Ball Super cuando inició fue el tener que ver otra vez la historia que ya había visto, y mejor hecha, en las películas; volverse a chutar de nuevo dos historias que ya habíamos visto, que no eran tan buenas y, peor aún, pésimamente dibujadas, realmente hizo de Dragon Ball Super una experiencia para olvidar; y es que esos primeros episodios fueron una tortura, tanto visual como argumental.
La saga de Bills, que narra los hechos de la Batalla de los Dioses, fue artificialmente extendida y se veía tan mal que, te aseguro, me la salté, no quise verla. La saga de Freezer tuvo algunas modificaciones pero eran mayormente estéticas y todas terminaron por ser anticlimáticas. El regreso del Capitán Ginyu no pudo ser peor, años de tener a ese personaje por ahí para desperdiciarlo de ese modo, eso fue criminal.
Peor aún, esa saga tiró a la basura mucho de lo que Dragon Ball había creado, dejando a Piccoro en un nivel lamentable (al menos debería ser tan fuerte como Cell) y dando a Roshi un poder que definitivamente no debería tener; y no te confundes, me dio gusto volverlo a ver pelear, pero al menos le hubieran dado una razón para incrementar su fuerza. Roshi fue dejado atrás hace años incluso por Yamcha y ahora participaba en una lucha para proteger el planeta.
Si sólo viste esas dos sagas iniciales Dragon Ball Super fue un error, no debería existir; la calidad del dibujo era de fan, y ni siquiera de un fan talentoso, y el argumento era el mismo de las películas pero… peor, alargado sin razón y olvidando su propio pasado. Fue difícil verlo.
Pero he de decir, mejora un poco en muchos sentidos una vez iniciada la saga del torneo de Champa, aparecen nuevos personajes con poderes un poco creíbles e incluso la calidad de dibujo mejora notoriamente; aún era poco emocionante pues las vidas de los personajes no estaban en riesgo y era básicamente puro “rebane” pero tuvimos algunas buenas batallas e incluso, por breves instantes, recordó a esos viejos torneos de Dragon Ball original, que tan emocionantes eran.
La saga de Goku Black ya la podemos llamar saga en sí, por fin algo nuevo, un personaje cuyo poder era creíble. Regresar al futuro de Trunks resultó un acierto y el personaje villano tenía fundamentos para ser poderoso; la calidad del dibujo también mejoró (aunque seguía sin verse como las series anteriores).
Pero la saga de Gokú Black tuvo defectos y contradicciones, el resto de los Guerreros Z fueron totalmente ignorados al sólo participar Gokú, Vegeta y Trunks; el argumento era literalmente un ir y venir, ir al futuro, recibir una paliza, volver al pasado y repetir; Toriyama no logró dotar de una historia que valiera para dar a esta saga el nivel de otras, los personajes sólo se vieron superados e incrementaban sus poderes artificialmente, muy distinto a los elaborados procesos que antes hacían, esos largos entrenamientos donde mostraban sus emociones, su frustración. En Dragon Ball Super no parecía importarles. Para rematar, cambiaron el color del cabello de Trunks del futuro y nadie pareció notarlo.
Pero tuvo cosas buenas, le dieron una nueva importancia a los Kaioshin, a quienes situaron al nivel jerárquico de Bills, también dieron a Mai (la viejísima asistente de Pilaf) un rol más dominante. La saga de Gokú Black ni de cerca fue tan buena como las de Dragon Ball Z pero cuando menos ya se sentía un poco de esa aura de Dragon Ball.
Después llegaron algunos capítulos de relleno que, la verdad, me salté; son episodios que no llevan a nada y que, en honor a la verdad, siempre han existido y siempre he odiado (lee este viejo artículo donde hablo de eso). Finalmente el ser más poderoso del universo, el Rey de Todo, por simple aburrimiento, decide hacer un torneo de varios universos, y sólo el que gane evitará la destrucción absoluta.
Si bien dicha saga no ha comenzado en sí, el ver de vuelta a varios personajes otrora olvidados da una emoción especial. El torneo será en equipos de 10 por lo que Gokú se ve obligado a sacar del olvido a algunos personajes considerados ya inútiles. Así, además de él y Vegeta, echarán mano de un Gohan que recupera su poder místico que rivaliza con el SSJ Blue, a Majin Buu que baja de peso para luchar, a Piccoro que, según él, ha vuelto a entrenar; e incluso sacan del retiro a los androides 17 y 18, Krillin, Ten Shin Han y el Maestro Roshi, para que todos ellos se sumen al equipo y luchen en favor del universo.
Básicamente esta nueva saga tiene el interés de ver a esos personajes olvidados entrar en acción, y esperemos no sean relegados como siempre ante el poder de los saiyajin; en este momento hay teorías acerca de los personajes que se unirán a la contienda, pues Buu se ha quedado dormido y todo parece indicar que será Freezer quien recibirá una nueva oportunidad para entrar en acción, también ya se rumora la participación de Cell en vez de número 18 e incluso el regreso de Majin Buu en vez de Krillin. Al final sólo Freezer parece estar confirmado pero sin duda son los momentos más disfrutables hasta ahora, y lo son porque nos llevan a Dragon Ball Z y nos alejan de Super.
La realidad es que Dragon Ball Super no es una buena serie; deja mal parado el mítico nombre de Dragon Ball e incluso hay quienes piensan que incluso GT es mejor, y eso que GT es una mierda. Con malos dibujos (aunque mejoraron mucho para el final) y un argumento sin chiste en el que parece que las cosas no le importan a los personajes, Dragon Ball Super nunca debió existir.
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