Nunca creí que esto pudiera pasar pero aquí estoy, acabando el fatídico 2020 y recordando cuando el nuevo milenio tocó nuestra puerta. Entre toda la nostalgia que los 80s y los 90s nos causan a los que tenemos más de 30 años, la década del 2000 comienza a sentirse ya añeja y un halo de melancolía cruza ante las miradas de aquellos que la vivimos en plena juventud.
Si bien soy férreo amante de los 80s, no niego que mi edad me impidió «vivir» la época. Nací al comienzo de esa década por lo que mi toma de conciencia como niño ochentero llegó cuando esos años estaban finalizando. Así es que mi adolescencia fue mayormente noventera; viví la llegada de las boybands y el furor por la música pop de aquellos años (lo viví pero lo odié).
Con todo eso, mi época de adultez llegó con el año 2000, tenía yo 19 años y ya estaba plenamente consciente de todo a mi alrededor. Recién llegaba a una nueva ciudad y comenzaba una nueva vida, otra carrera, dejando atrás los amigos que en la infancia conocí.
La década del 2000 inició siendo para mí una no muy grata, añoraba el grunge y el hair metal y despreciaba la moda del nu metal que pululaba por todos lados. Los skatos, los emos, eran modas que yo no compartía. De pronto el rock rapeaba, Avril Lavigne usaba corbata y el internet comenzaba a modificar nuestros hábitos de consumo.

Pero ahora, viendo hacia atrás, ya no siento esa aversión por esos años. Veo los programas de Otro Rollo que aparecen en YouTube y recuerdo las noches de martes, antes de dormir, viendo el monólogo de Adal y quizá algún reportaje de Yordi, las entrevistas a Jaime Maussan y el meteorito Toutattis, a Carlos Trejo hablando de Cañitas.

Recuerdo los programas de Derbez del momento y aún los veo al poner algún canal retro. Los programas de revista como Hoy, La Oreja, Se Vale, El Mañanero; los memes antes de la memética que ahora vivimos (con todo y el colofox).

Todo eso me parecía ajeno, poco interesante, y ahora siento regresar a aquella juventud al ver un video en YouTube acerca de esos tiempos.
El cine con su fenómeno de El Señor de los Anillos, Harry Potter y las películas de Spiderman, aún faltaban años para llegar al boom de los súper héroes pero Raimi y Nolan comenzaban a dar muestras de lo que ese fenómeno llegaría a ser.

Yo estaba en una nueva universidad y fue ahí donde conocí a mis actuales amigos. Nos divertíamos jugando futbol, platicando de Otro Rollo (fue más importante en nuestras vidas de lo que le damos crédito). Salíamos a comprar manga y revistas de videojuegos. La emoción de una nueva EGM en español era igual a la que anteriormente sentía por Club Nintendo.
Las salidas a cambiar juegos de PS2, la magia que había que hacer para adquirir esos nuevos juegos sin trabajar, los precios mucho más accesibles que hoy en día.
Por supuesto que la llegada del PS3, Wii y Xbox 360, los albores de la televisión de alta definición, los Blu Ray. Vivimos una serie de cambios que, si bien no fueron drásticos, sí se convirtieron en algo diferente.
La década del 2000 fue la introducción para muchos de nosotros al juego en línea en consolas y al broadband. Antes el internet era temporal, bajo condiciones. La década del 2000 fue antes de la conexión perpetua actual pero sí fue el comienzo de la conexión estable. Estar en internet comenzaba a ser algo normal para muchos de nosotros. Aún la frase de “me conecto en la noche” era común en la escuela o en los trabajos, a diferencia de hoy en día en que realmente nunca perdemos esa conexión.

La década del 2000 también representó mi primera vez trabajando, el comenzar a empaparme del mundo del internet. Fue al final de dicha década que Nerdcast nace, cuando aún sitios como Cracked, Game Trailers y Atomix eran un punto de referencia. Fue antes del boom de las redes sociales y una página de internet era un mundo nuevo.
No dudo que algún día recordaré con nostalgia la segunda década del 2000, esa que estamos a un trimestre de terminar; pero faltan unos 10 años para eso. Por el momento hoy quiero recordar a esa década anteriormente despreciada y darle su sitio como formadora.
Aunque eso sí, su música sigue sin gustarme.
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