La madrugada del 11 de abril de 2020 muchos nos fuimos a dormir con la mala noticia del fallecimiento de un ícono de los videojuegos en Hispanoamérica. Gus Rodríguez falleció a los 59 años de una enfermedad pulmonar que, por lo que él en algún momento comentó, aparentemente se trató de cáncer.

Si Nerdcast existe es por una razón, por Club Nintendo y lo que me hacía sentir al leerla. En esos años de mi temprana adolescencia que conocí Club Nintendo se formó mi sueño de ser parte de ese hermoso movimiento naciente que eran los videojuegos. Cada página que leía, cada palabra que estaba impresa, formaba de algún modo lo que, décadas después, sería Nerdcast.

Pero Club Nintendo se debe en gran parte a un hombre que le dio forma, y si bien fue un trabajo colectivo en el que participaron numerosas personas a quienes también admiro, el corazón de la revista era el de Gus. Hoy le hacemos un homenaje a quien nos ayudó a meternos de lleno en la nerdés.
Mi primer contacto con Gus no fue a través del programa de Nintendomanía sino por medio de la ya mencionada Club Nintendo. De esa revista el primer número que vi fue el de la portada de Tiny Toons, Año 1 número 6, eso en mayo de 1992.

Esa revista la vi en un Julio Cepeda de mi ciudad (para quienes no sean de Monterrey, Julio Cepeda es una juguetería muy grande y famosa). Sin embargo no compré esa revista puesto que, en ese tiempo, mi Nes no funcionaba bien. Sin embargo la existencia de esa publicación quedó grabada en mi mente y fue así que, por razones desconocidas, compré la revista de noviembre de 1992, año 1 número 12, portada de Death Valley Rally.

Todavía mi Nes no funcionaba, todavía no tenía Super Nintendo, pero esa revista me habló directamente al corazón y comenzó mi formación.
Desconocía yo en aquel momento a las personas que formaban parte de Club Nintendo, yo, a mis 11 años en noviembre de 1992, sólo sentía que esa revista me hablaba, me decía algo. La leía todos los días antes de ir a la escuela y soñaba con jugar esos videojuegos que salían en ese número. Así pedí de Navidad mi Super Nintendo para ese 1992 y me volví realmente un videojugador.
Tuvieron que pasar varios números de la revista para que, poco a poco, algunas de las personalidades que la desarrollaban comenzaran a hacerse visibles. Claro que estaban Axy y Spot pero, si ponías atención, si leías entre líneas, sabías que el control creativo lo llevaba Gus Rodríguez, quien era el director editorial de la revista.

Seguí leyendo Club Nintendo religiosamente durante años y con la llegada del internet pude aprender un poco más sobre Gus. Leía en entrevistas que le encantaban los juegos de palabras, que era aficionado a Mickey Mouse, que era publicista y su peculiar forma de ver la vida. Conforme más conocía de su vida más encajaba en mis recuerdos cómo Club Nintendo lo reflejaba. Cierto era que él no escribía toda la revista pero sí le daba forma a muchas de las secciones que más seguía yo, la Editorial y Dr Mario.

Gus dotó a Club Nintendo de ese lenguaje que bailaba entre un humor muy blanco y el lenguaje de un verdadero verdulero; eso era por la afición de Gus por los juegos de palabras. Bromas que mezclaban el uso del español pululaban por toda la revista, desde las secciones: Nintensivo, Mariados, hasta la propia redacción.

En 1995 el contenido de Club Nintendo se despegaría del papel y llegaría a las pantallas con el programa Nintendomanía, que era transmitido los sábados en el bloque Caritele (del que puedes leer aquí). Fue ese programa el que le dio a Gus el reconocimiento que se merecía. Si bien todos los lectores de Club Nintendo ya sabíamos de él y llevábamos algunos años siguiendo la revista, en Nintendomanía Gus dio voz y rostro a eso que leíamos en el papel; y con su peculiar apariencia creó la imagen del gamer bonachón.

Nintendomanía nos permitió ver el corazón de Gus. Ahí se le podía ver como un ser muy cálido, muy noble; al menos esa era la impresión de muchos. Su voz era cálida y la manera de desenvolverse a cámara, con tanto nervio y cometiendo errores de dicción, lo humanizaban al compararlo con otras celebridades del momento. Gus se sentía como uno de nosotros, ello pese a ser mucho mayor que los que lo veíamos.
Gus acompañó las mañanas de nuestros sábados con Nintendomanía durante muchos años. Recuerdo con nostalgia los capítulos del programa durante Navidad y todavía acudo a ellos en mis momentos de nostalgia para sentirme mejor, para sentirme nuevamente un adolescente.

Cuando Nintendomanía desapareció no le perdimos la pista a Gus. Investigaba por internet y encontraba entrevistas que le hacían aquí y allá. Se alejó un poco de los videojuegos y se dedicó a escribir comedia, en especial para Eugenio Derbez (ya desde Club Nintendo se veía venir cuando lo entrevistaron en el año 1 de la revista). Gus aparentemente se había alejado de los videojuegos pero seguía siendo recordado por ellos.
En 2014 Gus volvía a la televisión con el programa PowerUp Gamers. Debo reconocer que, aunque me emocionó mucho el tener a Nintendomanía “de vuelta”, no le di mucho seguimiento al programa y cuando lo vi el sentimiento de Nintendomanía no estaba ahí. Creo que no fui el único pues el show no duró mucho y se transformó rápidamente en Zero Control, el cual tampoco perduró como quisiéramos. Más adelante se convirtió en eSports de Zero Control y su evolución alcanzó para convertirse en todo un canal de televisión con BitMe, donde Gus fue parte junto a su hijo Javier (el chavo), Densho y otras personalidades de los videojuegos como Dany Kino (de Xbox Inside), Ale Delint (actriz de doblaje), Clau (de Atomix), etc.

El estilo de Gus Rodríguez era el alma de todas las producciones en donde participó y eso se notaba para los que lo seguíamos. Su pérdida duele, en especial porque se fue relativamente joven, dejando tras él a una inmensa cantidad de personas a quienes inspiró y, de algún modo, guio.
En mi novela, El Programa GAMER, en su tercer volumen llamado previamente DLC-III y actualmente titulado Infierno en la Tierra, existe un personaje llamado Gusav Rotare, quien junto a su escuadrón conformado por Xavi, Magguie, Marco, Dennis y Ariadne, forman parte del Grupo 2. En ese capítulo donde él aparece hice un homenaje a Gus y a Nintendomanía, donde su personaje, Gusav, es un instructor apreciado y dedicado a su grupo, que cuando llega el momento de salir a la lucha, decide volverse GAMER junto con ellos y acompañarlos en la batalla.
Hacía mucho tiempo que no escribía un artículo de Apreciando a: Pero incluso en este mismo artículo se nota la influencia de Gus. Estos artículos vienen directamente de una sección de Club Nintendo llamada ¿Qué hay dentro de…? En la cual hablaban de temas variados, haciendo una cierta retrospectiva de aquello que fuese el tema. Ese estilo de redacción y el contexto general de esos artículos son la base de mis Apreciando a: así como de todo Nerdcast.

Gus Rodríguez deja un enorme hueco en la industria de los videojuegos del mundo hispano, pero también deja escuela, enseñanza y a muchas personas a quienes inspiró. Su fallecimiento no debe ser tomada como una desgracia sino como la alegría de haber sido todos influenciados por una excelente persona. Estemos tranquilos porque el mundo de los videojuegos queda en buenas manos gracias a la influencia que Gus dejó sobre todos nosotros.
Ahí te encargo Luis que recibas a Gus y le hables bien de Nerdcast, él nunca supo de este sitio pero creo que le hubiera gustado saber que sin él Nerdcast no existiría.
Gracias por el apreciando, entre solo para comprobar que te dolio como a mi.
Buen articulo. Escrito con franqueza, creo que no hay joven de esa época al que le gustaran los juegos que no tuvo al menos una revista de club nintendo. Recuerdo hacían entrevistas entretenidas junto a pepe. Lastima que el internet vino a desaparecer a todas las revistas.
Gus también tuvo la culpa de que vendieras tu Super Nes para comprarte el Nintendo 64.